La concertada y la Ley Celaá
Carta al director de ABC de Sevilla
Escribo estas líneas desde la «garita» del colegio Altair. Me dedico desde hace ocho años a atender la portería. Soy vecino del barrio, antiguo alumno, y estoy orgulloso de poder darle al play cada mañana, para que la vida de mil doscientas familias, profesores y compañeros del PAS comience.
Sí, me siento importante porque diariamente tengo la suerte de poder ayudar, servir y atender a todas esta gente que para mí familia. No puedo quedarme impasible con lo que está pasando con la Ley Celaá. Vuelve la persecución injusta y discriminatoria. Hago un llamamiento a los antiguos y actuales alumnos, familias, trabajadores. ¡Vamos a defendernos! ¡No podemos tener miedo ni cansancio! Si Altair pierde su espíritu, sus raíces, nuestro barro… Seré el primero en dejar mi trabajo porque para mí no tendrá sentido y no me vendo a nadie.
Miguel Ángel Rabadán González