Conversamos con Soledad Torres Feria, profesora de Educación Infantil y Logopeda, madre de dos hijos, y una de las primeras maestras que estuvo en los inicios del CEI Altair junto a su directora, Conchita Feliú.
Han pasado 18 años desde que se abrió Centro Educativo Infantil Altair, ¿cómo fueron esos comienzos y cómo ha evolucionado este centro?
Recuerdo que empezamos con muchísima ilusión. No es que no la tengamos ahora, pero se empezó como una familia pequeña y ahora es una familia más grande. Me acuerdo que en los primeros días todavía teníamos aquí electricistas, carpinteros, albañiles,… Pero esto no quita que lo pasáramos estupendamente y que pusiéramos toda el alma en esa primera promoción. Ahora nos es muy gratificante saber de estos primeros alumnos que empezaron en Infantil y ahora uno estudia Medicina, otro Periodismo,… Nos ilusiona mucho verlos y ellos también guardan buenos recuerdos.
Este proyecto de poner el alma en cada niño seguimos haciéndolo en la actualidad. Y la evolución es que seguimos con la misma ilusión que el primer día y ponemos el máximo cariño en cada alumno que pasa por nuestras manos. El Infantil Altair es la puerta de entrada a nuestro gran colegio.
¿Qué objetivos principales tenéis con los alumnos en estos tres años que transcurren aquí en el CEI Infantil?
Tenemos objetivos educativos y académicos, como que aprendan a leer y lleguen a Primaria leyendo; con buen desarrollo neuromotor, con los primeros aprendizajes lógico-matemáticos, con la iniciación a la segunda lengua. Y a nivel formativo una educación en virtudes. Y el cariño. Lo que más señalaría en Infantil es el cariño que hay que tenerles a los niños. Poniendo cariño en ellos salen todas las cosas. Y también acoger a todas las familias como únicas. Es importantísimo la coordinación familia y colegio, la educación basada en valores y virtudes y que los niños tengan una coherencia entre lo que aquí se enseña y lo que ven en casa. Los niños podrán aprender muchas cosas, pero lo importante es aprender a ser buena persona, o como decimos aquí, tener un corazón grande.
En esta era digital que vivimos, ¿cómo son los niños de hoy y en qué hay que ayudarles especialmente? Como educadora y madre, ¿cómo ves la hiperconexión en los hogares?
La digitalización y las pantallas es una realidad con la que tenemos que convivir, pero no hay que adelantarla, no hay que facilitarles esa entrada antes de tiempo a los niños. Hay estudios contrastados de que niños con muchas horas de pantalla, tienen déficit de atención, menor voluntad, etc. Mi consejo es atrasar lo máximo posible el contacto con tablets y móviles, porque el niño no está preparado ni madurativamente, ni físicamente, ni psicológicamente para ese mundo de las pantallas que nos han introducido. Hay muchos libros, y recuerdo uno precioso que se llama “Educar en el asombro”, de Catherine L’ecuyer, que habla de esto, de la necesidad de que el niño vea una hormiguita y se asombre. De la importancia de que el niño se detenga a contemplar el mundo. Hoy los niños casi no se asombran de nada, pues con tantas pantallas, todo lo tienen y lo ven de forma inmediata.
¿Crees que los niños leen menos actualmente? ¿Qué se puede hacer?
Está claro que los libros y los cuentos son un recurso importantísimo. Hay estudios que dicen que cuando un padre o madre leen un cuento a un hijo por la noche, sólo con el paso de las páginas se desprende un aroma que crea un vínculo afectivo entre padres e hijos. Los niños necesitan estar con sus padres y no con pantallas, que es el sustituto hoy día de padre o madre.
La educación comienza en la familia, en casa: ¿Qué le aconsejarías a los padres de hoy?
Aconsejaría que se crean que son familia, que forman una familia y para ello necesitan formación y tenemos la gran suerte que en Altair se ofrecen múltiples actividades formativas para los padres. Los padres tienen que acercarse porque en el día de mañana se lo agradecerán sus hijos. También aquí nos dan formación para el profesorado, cosa que agradecemos mucho, porque así somos mejores educadores.
¿Cuál es el sello de un alumno que comienza en Infantil y termina en bachillerato o FP de Altair?
Muchas madres y muchos padres están muy contentos con los resultados. Hay familias que me han comentado en reuniones trimestrales que el niño que sale de Altair es un niño diferente, que los antiguos alumnos de Altair van a un puesto de trabajo y se nota que ha estudiado aquí, se distinguen. ¿Por qué pasa esto, si en todos los centros enseñan los mismos conocimientos y preparan para la vida profesional? La clave está en que aquí se prepara de forma personal a cada niño, creen en su persona, y se enseñan una serie de valores propios para que después se distingan positivamente en el día de mañana en cualquier sitio.