Celebración de los 50 años de la 1ª y 2ª promoción de alumnos
En un ambiente entrañable y lleno de recuerdos, el pasado sábado 23 de noviembre se celebró en Altair un encuentro de las dos primeras promociones del colegio, que cumplían 50 años desde la finalización de sus estudios.
Tras la recepción en el edificio principal, conforme iban apareciendo los congregados, se inició la mañana con una Santa Misa en el oratorio. Posteriormente, los antiguos alumnos visitaron las instalaciones del colegio, toda una sorpresa para muchos de ellos ya que llevaban varios años sin pisar el centro. Como colofón, todos disfrutaron de un almuerzo en el que se multiplicaban las anécdotas y recuerdos de los años vividos en Altair.
Sin duda, fue un día inolvidable para todos los asistentes. Como nos indicaba Manuel León Sánchez, “estamos viviendo un día muy grato, lleno de recuerdos imborrables. Es una enorme alegría poder ver de nuevo a los compañeros 50 años después, lo que se dice una vida entera. Y es que Altair me aportó lo que soy, y creo que a todos nos ha ocurrido lo mismo, tanto a nivel personal como profesional”.
En la misma línea, José Manuel García de la Rosa apuntaba que “a mí me ha supuesto esta reunión una mezcla de nostalgia y mucho cariño. recordando una época muy bonita y que me marcó para siempre. Altair ha sido y es un pilar fundamental en mi vida, de hecho nunca olvidaré que gracias al propio colegio recalé en el sector del seguro, donde me acabé jubilando. Han sido más de 30 años en los que conseguí crear mi cartera de clientes, que ahora ha heredado mi hija”.
Otro antiguo alumno, Cristóbal Pérez Díaz, tenía claro que “estoy viviendo un día muy alegre, y eso que tenía la sensación de que no iba a conocer a muchos de los asistentes. Y se ha visto, con los abrazos de verdad, de corazón, que nos hemos dado, que todos nos hemos reconocido. Además, he recordado momentos inolvidables que no pensaba que tuviera en la mente. Para mí, Altair me ha otorgado la calidad humana que tengo, gracias a unos profesores fantásticos. Por eso, siempre he recomendado a muchas personas este colegio, y les decía que además de lo religioso, que es fundamental, te enseñan a ser buena persona y afrontar la vida con las ideas muy claras”.
Con lágrimas de emoción en los ojos, Cristóbal León Fernández recordaba “a los que desgraciadamente hoy no pueden estar aquí, va por ellos sin duda esta reunión en la que he vuelto a sentirme un chaval, a tener 11 años. Y es que ver a mis antiguos compañeros me ha retrotraído a aquella época, aunque aún me sigo sintiendo un alumno del colegio, me identifico con Altair. Con la educación que he recibido aquí, y con los directivos y profesores, artífices que me han marcado para toda la vida. De hecho, mi hijo también ha estudiado aquí, y lleva el mismo sello indeleble de Altair”.
En el mismo sentido, Fernando Sayago “Tato”, explicaba que “es una gran alegría y un gran acierto este tipo de reuniones. Precisamente, yo veo frecuentemente a varios de los que estamos aquí, ya que tenemos un grupo y quedamos más o menos cada cuatro o cinco meses. A otros, sin embargo hacía muchos años que nos lo veía, y hemos recordado anécdotas increíbles. Creo que para todos los presentes Altair es un santo y seña, tanto en lo académico como en otros aspectos, por ejemplo lo deportivo a los que también éramos alumnos de la Escuela Deportiva. Para los barrios de esta zona, ha sido un lujo poder disfrutar de este colegio”.
Por último, y aunque llegó justo antes del almuerzo, Pedro Luis Martínez Camacho no ocultaba, “una enorme alegría de estar aquí. De hecho, como aquel que dice, me acabo de enterar gracias a Alberto Arjona y no he dudado en venir. No me lo podía perder, me encantan este tipo de celebraciones. Altair ha sido para mí muy importante, una huella imborrable para siempre, y ha marcado mi vida en momentos decisivos de la misma. Sigo pensando que, si no llego a entrar en este colegio, no sé qué habría sido de mí. Saqué mi carrera, y he disfrutado de una vida profesional plena como inspector de calidad de Endesa, trabajo muy bonito con el que he viajado por medio mundo. Además, tengo el orgullo de haber dado clase un año en FP, sustituyendo a nuestro añorado Jesús Rodríguez. Y jugué al fútbol, tanto en la Escuela como en otros equipos, hasta los 25 años. El deporte en Altair se ve como una válvula de escape, y en nuestra época nos sacó de la calle, que era muy dura, fue una tabla de salvación fundamental”.