D. Jesús Candau, responsable del programa en Altair, nos explica que “es una idea ambiciosa, pero factible. El problema es que la Beca que se concede para esta etapa es muy inferior a la de Grado Medio, ya que desde la UE se pretende favorecer a los colectivos con más problemas a la hora de encontrar empleo”.
Para quien no lo conozca, el Programa Erasmus+, financiado por la UE, ofrece a los alumnos de los centros adscritos la opción de realizar unas prácticas de tres meses en el extranjero, otorgando para ello una beca que incluye los gastos de transporte, residencia y mantenimiento.
“En realidad esas prácticas son complementarias”, aclara D. Jesús Candau, “ya que en primera instancia los alumnos deben cumplir la FCT. La empresa que los acoge no está obligada a abonar nada por el trabajo desempeñado, eso sí, deben instruirlos y ayudarlos en lo posible. Hablamos de prácticas en inglés, en un entorno profesional, donde en la mayoría de los casos el personal es nativo”.
Para este último curso se presentaron 40 candidatos, “de los que finalmente asistieron cinco de nuestros cuatro ciclos, más o menos uno por especialidad. Hace dos años apenas se llegó a la mitad de participantes, y sin embargo para este próximo verano se van a alcanzar los 50 ó 60 candidatos”. Todo ello pensando que “desde Altair queremos ofrecer más cosas a los alumnos, aparte de lo básico”.
En la selección, D. Jesús Candau nos indica que “se valoran varios aspectos, como el expediente académico o la realización de un examen oral en inglés y un test de maduración. Los alumnos deben valerse por sí mismos y convivir con otras personas que no pertenecen a su familia”.
En cuanto a la propuesta para Grado Superior, “hemos hecho una ronda de consultas y hay bastantes alumnos interesados, tanto en Administración como en Informática. Incluso se está planteando que las prácticas oficiales se cumplan durante este periodo en el extranjero”.
Por lo tanto, “ya estamos preparando la promoción, organizaremos una charla global y en breve empezaremos la selección. Queremos dejarlo todo muy claro para que los alumnos sepan exactamente cada dato necesario”.
Otra posibilidad que se está estudiando es el intercambio de profesores a medio o largo plazo. De hecho, hace unos meses, “he participado en un proyecto de integración de alumnado inmigrante de FP en Leipzig, Alemania. Es una zona con mucha inmigración, gente joven que cuenta con poca formación, y están planteando esta experiencia para relanzar la región, dos o tres pasos por detrás de la zona más industrializada del país. Acudimos con un traductor para explicarles cómo hemos desarrollado en Altair los CC.FF. y tomaron nota de todo”.
Experiencias en primera persona
Dos de los alumnos que disfrutaron este verano de la beca Erasmus+ han continuado sus estudios en Altair, optando por un ciclo de Grado Superior. Hablamos de Juan Manuel León Hidalgo, de 19 años, y Daniel Alejandro López Clavijo, de 24. Pudimos charlar con ellos y les preguntamos por la experiencia vivida.
Según Juan Manuel, que estuvo en Wolverhampton, cerca de Birmingham (Inglaterra), “ha sido todo un reto. Desde que se impartió la charla informativa lo tuve claro, quería ir por encima de todo. Trabajar fuera de España iba a suponer un punto muy a mi favor en el CV. Al principio mis padres tuvieron ciertas reticencias, pero los convencí. Una vez pasé las pruebas, nos dijeron el destino”.
En cuanto a la experiencia vivida, Juan Manuel recuerda que “llegué el 5 de julio y no tenía todavía asignada la empresa. Poco después empecé en una donde por la mañana llevaba la administración financiera y por la tarde era monitor de un grupo de niños, con los que me lo pasé muy bien. Todos me trataron fenomenal y eran conscientes de mis dificultades con el idioma, así que explotaban lo que se me daba bien. Incluso estuve recibiendo clases de inglés una hora al día”.
Juan Manuel tiene claro que “es una experiencia muy recomendable para todos mis compañeros. Aprendes el idioma, pero sobre todo maduras mucho. Conoces tus mejores cualidades y valoras más a tu familia. Tras la vergüenza y miedo inicial, a las dos semanas ya funcionas como si estuvieras en Sevilla”.
Por su parte, Daniel Alejandro estuvo los tres meses preceptivos en Breslavia (Polonia), junto con un compañero del ciclo de Electricidad. Nada más llegar, “empecé con un proyecto en unas oficinas, modernizando la red wi-fi. Investigué por mi cuenta e incluso conté con un presupuesto para dispositivos. Ya en el último mes me enviaron a una empresa, que no tenía relación directa con la informática, por lo que decidí regresar a la anterior, gestionando temas de configuración de red y mantenimiento informático”.
De Polonia destaca “el trato de la gente, que aunque al principio es bastante fría, poco después va entrando en calor y te acogen como uno más de allí. En cuanto al idioma no tuve ningún problema en el trabajo, ya que todos eran bilingües y se expresaban muy bien en inglés, pero con los ciudadanos de Breslavia ya era más complicado, el polaco no es mi fuerte…”.
Al igual que su compañero, Daniel Alejandro valora “haber aprendido a vivir con personas que no conoces de nada y sobre todo superar retos profesionales con responsabilidad. De hecho, cuando estaba más a gusto, teníamos que volver. Yo siempre he querido viajar, cuando me enteré del proyecto me apunté sin pensarlo”.