Adviento y Navidad 2023
El inicio del Adviento, a partir de domingo 3 de diciembre, inaugura el nuevo año litúrgico. Es un tiempo que nos anuncia la venida de nuestro Salvador, y nos guiará hasta la Nochebuena, el 24 de diciembre.
La Iglesia nos invita cada año a la conversión, para adentrarnos en el misterio de la venida al mundo del Hijo de Dios. Nosotros nos vemos también necesitados de conversión para acoger ese don, el mayor de regalo de Dios, que nos entrega a su propio Hijo.
La Navidad es tiempo de alegría, que expresamos con fiestas, canciones y regalos. Antes, en el Adviento, nos preparamos con una nueva conversión. Así, la alegría de la Navidad será auténtica, como todo lo que viene del corazón.
Fomentando cada día un cambio hacia una actitud más alegre, más serena, más comprensiva con los demás, nuestra alma se va preparando a la venida de Cristo. Él es la fuente de la alegría.
“El Adviento es un tiempo privilegiado para empezar a cambiar. Muchas veces estamos tan enfrascados en los problemas, en los vaivenes de la vida, con tan poco tiempo para los demás e incluso para nosotros mismos, que no damos el espacio necesario a la reflexión, a la oración, a hablar con Dios de lo que nos sucede o deseamos. Y como la oración es inseparable de las buenas obras: es tiempo de cumplir las promesas. De actuar” (del mensaje de Adviento de la Conferencia Episcopal Española en 2022).
El encuentro con el Niño Dios es para los cristianos verdadera causa de alegría y esperanza. Dios nos visita, viene a nuestro encuentro para que podamos acercarnos sin miedo ni complejos. La cercanía de un Dios hecho Niño nos golpea la conciencia. Dios se acerca a mí, y yo ¿soy digno de acercarme a Dios?
Nunca somos suficientemente dignos. Es Dios mismo el que nos hace dignos, porque nos abre los brazos para que vayamos a su encuentro. Sin embargo, al sabernos pecadores, nuestro corazón busca dar respuesta a esa llamada de Dios. Una respuesta de conversión, de cambiar el corazón, por dentro y por fuera
Cuando el Adviento es un tiempo de verdadero cambio interior, manifestado en obras concretas de caridad en la familia, en el trabajo y entre los amigos, entonces la Navidad es una auténtica expansión de la alegría del corazón. Cuando el cristiano se prepara con su oración, su penitencia, y su caridad, durante el Adviento, convierte la Navidad en una expresión sincera de la alegría del corazón.
Para buscar la personal conversión hacia el amor a Dios y a los demás, en las cosas concretas de cada día, tenemos la ayuda de María, Esperanza Nuestra, que cuidó y mimó al Niño Dios en el hogar, en las situaciones ordinarias de un hogar como el nuestro.