Entrevista a Antonio Mora, antiguo alumno de Altair

Entrevista a Antonio Mora, antiguo alumno de Altair

Antonio Mora es alumno de primer año en Altair, en 1967. Completó el Bachillerato Elemental y luego cursó varios estudios en administración. Posteriormente, continuó su formación en la Universidad Laboral, donde obtuvo dos títulos de Bachillerato. En 1982 aprobó las oposiciones para auxiliar administrativo en Hacienda, adquiriendo la plaza de personal laboral fijo. Más tarde, preparó una oposición para acceder a la categoría de funcionario de carrera, y alcanzó el puesto de gestor de la clase pasiva del Estado, donde trabajó hasta su jubilación en 2014.

Además, lleva 25 años formando parte de la Hermandad Sacramental del Cristo de Veracruz y Nuestra Señora de los Dolores Coronada, en Gines. Este año, tendrá el honor de pronunciar el pregón de la Hermandad, que se celebrará el domingo 30 de marzo a las 13:00 horas.

¿Cómo era Altair en 1967, cuando comenzó su andadura?

Pues no había prácticamente nada, solo el famoso edificio prefabricado al fondo, que no es el que está ahora. Yo tenía una inquietud de estudiar y trabajar, y un amigo me habló de que se abría Altair en aquel 1967. Yo tenía un instituto muy cerca de mi trabajo, el San Isidoro, ya que por entonces estaba trabajando en la calle Sierpes, y sin embargo me vine aquí. Tenía unos 25 años.

Es decir, ¿vivía con su familia en el centro?

Sí, vivía con mi madre y mi hermana en la calle San Gregorio. Y trabajaba, como he dicho, en la calle Sierpes. Entré a trabajar con 15 años como pinche de cocina. Había necesidad en casa, ya que mi madre era viuda y no tenía medios económicos. No le había quedado pensión. En aquella época mucha gente no estaba dada de alta…

¿Qué recuerdos tiene de esos primeros años de Altair?

Yo veía que la gente que estaba aquí era muy acogedora, que tenía mucha empatía con los alumnos y los trataban con respeto y demás. Y veía que había chavales muy humildes en esta zona, algo que me atrajo también, y las relaciones personales que ya fui teniendo con todos, con la gente que eran del Opus Dei, y con otros que no lo eran.

¿Recuerda alguna persona con cariño o alguna anécdota especial vivida en el colegio?

Yo conocí a José María Prieto, porque él vivía en la calle San Gregorio, cerca de mi casa. Yo no tuve mucho contacto con él, sino para entrar aquí, a través de un amigo. Tenía un gran prestigio y quería mucho a la gente. Tenía mucha empatía con todos y escuchaba a la gente y arreglaba los problemas que tenían algunas personas.

También me viene a la memoria Eduardo Gentil, que fue profesor de matemáticas, que en sus últimos años vivió en Castilleja de la Cuesta e iba a verlo.

No puedo olvidar tampoco a los sacerdotes como don Andrés o don Manuel Gordillo, que fue el primero que estuvo en el colegio.

Este año ha sido elegido pregonero de su Hermandad de Gines. ¿A qué otras hermandades pertenece y cómo se ha producido su elección como pregonero?”

Soy de la Hermandad de Pasión y también fui de la Pura y Limpia del Postigo. Además, pertenezco a la Asociación de la Virgen de los Reyes y San Fernando.

Y de Gines, soy de la Hermandad Sacramental del Cristo de Veracruz y Nuestra Señora de los Dolores Coronada, que sale el Viernes Santo a mediodía. Llevo 25 años de hermano y, a tenor de esa efeméride, me propusieron para ser pregonero. Yo lo pensé un poco, ya que me sorprendió muchísimo, pero después acepté porque es una oportunidad y un honor. Y ya tengo mi cita para el próximo domingo 30 de marzo a las 13:00 horas, en la parroquia de Gines.

¿Qué le gustaría transmitir ese día a los cofrades de Gines durante su pregón?”

Me gustaría transmitir dos mensajes principales. El primero, que sea muy mariano, enfocado en la Virgen, ya que la gente de Gines se siente profundamente identificada con Ella. Y, en segundo lugar, lanzar un mensaje de esperanza a todos los que me escuchen. En la vida, especialmente en estos tiempos en los que el Papa también nos invita a reflexionar sobre ello, es fundamental profundizar en la virtud de la esperanza. Quiero transmitir ese mensaje de esperanza para la vida diaria, que es lo que realmente tenemos entre manos. Esa es mi idea principal.

Por último, Antonio, ¿qué cree que Altair aportaba entonces y aporta hoy a las familias que tienen aquí a sus hijos?

Altair siempre ha sido una referencia en la educación en Sevilla. En mi época, no tenía una visión tan clara sobre el tema, pero con el tiempo he llegado a comprender que su enfoque va más allá de la enseñanza académica. Es un modelo de educación basado en valores, algo que hoy en día se está perdiendo en muchos lugares. Además, se enfoca en una educación integral de la persona, tanto en el aspecto técnico como en el humano. Eso es lo que, en mi opinión, hace falta hoy en día en la educación, y lamentablemente se está perdiendo en la enseñanza pública.

 

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