Francisco Joaquín Navarro, más conocido cariñosamente como Quino, recibió a finales de 2009 un merecido homenaje por parte del Colegio Andaluz de Entrenadores (CAEF), reconociendo así su larga trayectoria al frente de varios clubes sevillanos, especialmente la Escuela y el Club Deportivo Altair. De hecho, puede considerarse uno de los pioneros de la EDA, en los años 70.
Como destaca el propio Quino, “recuerdo con mucho cariño los inicios de la Escuela Deportiva, con personas de la talla de Antonio Borrero o José Emilio del Pino. Nuestra idea básica era educar en el deporte a los chavales de una zona ciertamente desfavorecida. Los formábamos como personas y los sacábamos de la calle. Siempre les hablábamos de las virtudes humanas, como el sacrificio, la entrega, la generosidad, la humildad, la lealtad o la amistad”.
Eran años en los que “todo era precario. De hecho, nos regalaron cuatro focos de un campo de tenis para poder entrenar de noche con algo de luz. Los chavales sólo recibían por nuestra parte una camiseta. El pantalón, las medias y las botas las tenían que poner ellos. El Tesorero, Luis Calvente, hacía auténticos malabarismos con los números”.
Sin embargo salió adelante un proyecto que “seguramente sea el primero de Andalucía y uno de los mejores de España, junto a la escuela de Mareo, de Asturias. Hasta el Presidente de la Federación Española de Fútbol de aquellos años, Pablo Porta, visitó las instalaciones en alguna que otra ocasión. De hecho, los vestuarios actuales se construyeron con la ayuda de la propia federación”.
Hoy en día aquellos púpilos, ya padres o incluso abuelos, le siguen reconociendo por la calle, “y me saludan muy afectuosamente. Me agradecen que les animara a estudiar y a ser buenas personas para ayudar a sus familias. Recuerdo que como ejemplo les decía que si no estudiaban era como si les robaran a sus padres, que estaban invirtiendo tanto en ellos”.