Los juveniles de Altair y una selección de niños con Asperger disfrutaron ayer de una tarde de buen ambiente y de competición en un día caluroso y con mucha afluencia de público. El encuentro, que pasa a ser una de las citas importantes en el calendario de la Escuela Deportiva Altair, acabó con un justo empate a seis que hizo que los dos equipos se marcharan contentos para casa.
El partido, que comenzó con la entrega del banderín oficial de Altair al equipo rival, tuvo un ritmo alto y con muchos cambios debidos a las altas temperaturas. Como viene siendo habitual el ambiente de monitores, jugadores y familiares fue extraordinario y se pudo cerrar la jornada con una merienda y algunas bebidas. Un día perfecto para recordar que el fútbol a veces también nos puede mostrar su lado más humano.