Bueno, pues ya se acaba este curso tan especial.
Parece que han pasado solo unos días, cuando en agosto y principios de septiembre del año pasado, te encontrabas a algún padre o madre del colegio y todos teníamos la misma frase en la boca: «Van a empezar los colegios para callarnos y, en un mes o menos, ya volverán a cerrarlos».
Todos éramos conscientes de que los profesores se preparaban para un curso con muchas horas on line y los padres empezábamos a organizar los dispositivos móviles para enfrentar, de nuevo, otro curso a distancia.
Las dudas sobre si los niños serían capaces de aguantar tantas horas con las mascarillas puestas, usar el gel cada dos por tres, cambiar los juegos, poner distancia entre ellos y pasar frío en invierno por tener las ventanas abiertas; todas se disolvieron, al verlos de nuevo sonreír con sus ojos, por estar con sus compañeros otra vez, por coincidir un año más con su profesor, y por volver a tener una vida «casi normal».
Total, en un abrir y cerrar de ojos, ha pasado el curso.
Altair ha ido solucionando correctamente todas las veces que se presentaba un caso de COVID, intentando que no se alterara demasiado el transcurso de las clases. Todo ha sido posible gracias al maravilloso equipo humano que forma este gran centro educativo.
A todos, directivos, personal docente, administrativos (incluyendo a conserjería), mantenimiento de instalaciones, limpiadoras, jardineros, porteros, sacerdotes, etc., quiero daros las gracias por vuestra labor, siempre, pero este año aún más. Ha sido difícil para todos y no habéis bajado los brazos, le habéis echado más ganas que nunca y lo mejor, sin perder la sonrisa.
Esperando veros en septiembre con las pilas recargadas para un nuevo curso que, ojalá, sea ya lo más normal posible.
Sara López
madre de dos alumnos de Altair (Infantil y Primaria)