En 2004, hace ya seis años, nacía en Altair la etapa de Educación Infantil, a la que se dotó de un edificio nuevo y propio en el centro educativo. Al frente, como directora, se encuentra Concha Feliú, quien recuerda aquellos inicios “con especial cariño, ya que sin apenas nada sacamos adelante este proyecto que hoy en día es una realidad”.
Concha, ¿qué te motivó a dirigir esta etapa de Infantil en Altair?
Me llamaron para preguntarme si estaba interesada en ocupar el puesto de directora, y yo acepté encantada. En ese momento yo era una madre de familia con cinco hijos, el mayor con 8 años y el pequeño sólo con 2. Aún así, como yo digo, Dios a veces te pone en los ojos no una venda, sino un gran adoquín, y por eso me enrolé en esta aventura. Si llego a saber cuántos sacrificios me iba a costar…
¿Cómo fue el primer curso?
Lo iniciamos aún con los albañiles trabajando, pero, eso sí, con muchísimo ánimo e ilusión. Teníamos un total de 25 niños. Nuestro propósito inicial, que seguimos manteniendo, era querer mucho a los niños, con la idea de que poco a poco ocurriría lo mismo con todas las familias.
¿Qué relación mantenéis con los padres y madres de los alumnos?
Nos aprecian mucho, ya que procuramos dejarnos la piel en el trabajo. Sólo hay que observar, como ocurre con todas las etapas educativas de Altair, la gran cantidad de peticiones de matriculación que nos llegan todos los años.
En cuanto a las madres especialmente, que la mayoría son novatas, nos volcamos con ellas. Y aunque sabemos que están muy contentas, no son conscientes de que la mayor satisfacción nos la llevamos nosotras, por poderles ayudar en esta tarea tan preciosa.
¿Qué actividades desarrolláis para las familias?
Tenemos dos tipos: humanas y doctrinales. Las primeras pueden basarse en escuchar las preocupaciones de las familias, más aún con esta crisis económica que padecemos, con panoramas terribles. Por eso las clases que proponemos, de costura o cocina, se convierten en una especie de terapia para que padres y madres se evadan de sus problemas cotidianos y charlen con personas que tienen sus mismas preocupaciones.
En cuanto a las actividades doctrinales, organizamos charlas de Teología, cursos de Confirmación, con un grupo de 25 personas, y los Cursos de Orientación Familiar.
En definitiva, ¿cuál es la filosofía que transmitís en esta etapa?
Buscamos transmitir bondad, cariño y felicidad, y acercar a todas las familias lo más posible a Dios, respetando la libertad de cada uno. Y en cuanto a los niños, nuestra meta es educarlos para que sean buenos hijos, buenos compañeros, y buenos estudiantes. Siempre les hablamos del amor a Dios, y también le recalcamos que deben ser personas íntegras, responsables y felices.