Manifiesto de los Antiguos Alumnos de Altair

En la tarde de hoy, y en el salón de actos del Colegio, una representación de antiguos alumnos de Altair han leído un manifiesto en defensa de su centro educativo. Al acto han acudido un centenar de antiguos alumnos. El manifiesto ha sido pronunciado por el antiguo alumno Raúl Jiménez Toral:

1. Ante la gravedad de la situación por la que atraviesa el colegio Altair, la Agrupación de Antiguos Alumnos hace público este Manifiesto. Nos oponemos a la pretensión de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía de obligar al Centro a cambiar su modelo pedagógico de educación diferenciada, bajo la amenaza de retirarle los conciertos educativos. Denunciamos este grave atentado contra la libertad y contra los intereses de los ciudadanos de Sevilla.

2. Este Manifiesto no tiene carácter ideológico, político o religioso. Como colectivo no compartimos ninguna línea de pensamiento. Exclusivamente nos agrupa nuestra condición de antiguos alumnos de Altair, la conciencia de habernos formado en un centro educativo con características propias al que deseamos apoyar.

3. Somos un colectivo de casi 10.000 personas. No hay estratos sociales, profesiones, ambientes, barrios de Sevilla en los que no haya antiguos alumnos de Altair.

4. Consideramos falso el planteamiento de que los actuales problemas de Altair se resolverían simplemente cediendo a las pretensiones de las actuales autoridades educativas de la Junta de Andalucía de cambiar su naturaleza. Es falso porque nada valioso puede nacer de una negación de la libertad. Y es falso porque Altair es lo que es, hace su tarea desde lo que es, un centro de educación diferenciada, con un estilo propio y con un reconocimiento y una aceptación social irrebatibles.

5. No existe un imperativo legal que impida a la Junta de Andalucía mantener el concierto a Altair. Consideramos que su decisión obedece a motivaciones ideológicas, intolerantes con otros sistemas diferentes a los que ella propugna.

6. Los que tenemos más edad y nos criamos en una zona de la ciudad verdaderamente deprimida -Amate, Padre Pío, Juan XIII, Su Eminencia, Rochelambert, etc.- vimos nacer el colegio en los años sesenta: apenas un barracón prefabricado en medio de un barrizal.

7. Nuestros padres y nosotros mismos percibimos en Altair una manera original de plantear la educación, innovadora, libre, y sin los prejuicios que no eran raros en la sociedad de la época. En Altair había libertad, compromiso con los estudiantes y con nuestras familias, un modo vital y entusiasta de educar, cercano a nuestra realidad. Los antiguos alumnos que hemos ido llegando con el paso de los años hemos comprobado lo mismo.

8. Sin Altair, el entramado sociológico de esta zona de Sevilla y su desarrollo hubiera sido muy diferente. Altair ha aportado mucho y sigue aportando en todos los niveles.

9. Altair siempre se ha adaptado, incluso ha ido por delante de las necesidades educativas de la sociedad y, en consecuencia, de cada uno de nosotros. A medida que han ido pasando los años hemos comprendido mejor esta realidad. Nos parece que debemos señalar algunos de los rasgos característicos del estilo educativo en el que nos hemos formado: la educación personalizada, la cercanía con los profesores, el protagonismo de los padres, el interés por la formación profesional, la autonomía y la confianza en la libertad de los estudiantes, la integración del deporte, la vinculación al barrio, la solidaridad, la convivencia y la mentalidad crítica y abierta. En definitiva, un sistema de valores que enmarca y da sentido a unas enseñanzas académicas de reconocido prestigio.

10. Altair no se ha cerrado a ningún tipo de enseñanza. No es fácil que en un centro educativo haya tan gran diversidad como en éste. Dependiendo de nuestra edad, preferencias y orientación laboral hemos encontrado aulas bien equipadas, laboratorios y talleres excelentes, una escuela deportiva y equipos federados de diferentes deportes y niveles, bibliotecas con un fondo magnífico, dinámicas y bien organizadas, relaciones con el mundo empresarial, cursos diversísimos de iniciación o perfeccionamiento profesional, actividades artísticas, etc. Consideramos que la coexistencia de tantos alumnos con diferentes edades, mentalidades e intereses es una de las riquezas y de las particularidades de Altair.

11. Rechazamos de plano, por tanto, los clichés sobre el modelo pedagógico en el que nos hemos educado y en el que se han educado y se están educando muchos de nuestros hijos. Nadie puede afirmar con razón que hayamos tenido dificultades de integración en la sociedad por el hecho de que Altair no sea un centro mixto. Decir eso es un absurdo en el que no merece la pena insistir.

12. Igual de absurda consideramos la pretensión de que quien quiera estudiar en Altair tenga que pagar lo mismo que en cualquier centro no concertado. Más que absurda, es para nosotros un insulto: como si primero nuestro padres y luego nosotros mismos no pagáramos impuestos o formáramos parte de una élite social o económica.

13. Altair no puede de ninguna manera dejar de ser lo que ha sido, lo que es ahora. No hay derecho a que se prive a la sociedad sevillana de un centro educativo con la envergadura y la historia del centro educativo en el que nos hemos formado.

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